Hace dos años yo me encontraba casi terminando mi estancia en el país de nunca jamás: Holanda. El domingo después de una fiesta `"hippie" en la residencia universitaria Winschoterdiep estaba siendo duro, (Parece ser que el garrafón es la principal exportación española). Así que la pregunta es, ¿qué hizo que un resacoso domingo cualquiera se convirtiera en un día para recordar?
Respuesta: las personas. Las personas que pasarón ese domingo enclaustradas en mi cuarto levantando un día que amaneció, como siempre en Groningen, lluvioso y gris.
Un franco-canadiense, una italiana, una mexicana, tres peruanos, un búlgaro, dos norteamericanos y dos españoles circularon por mi "corridor" esa tarde. Cada uno con una historia que contar en un idioma diferente.
Un argentino muy sabio y que ha vivido mucho me dijo hace unos meses en un bar de Buenos Aires: "busca y recuerda lo que te hace feliz. La vida son momentos" Y hoy esa frase que se me quedó grabada a fuego cobra sentido.
Lo que soy ahora, lo bueno y lo malo, se lo debo a las personas que me rodean. Hoy sólo quería poner por escrito lo que me ha pasado por la cabeza cuando he visto lo que escribía en mi bloc de notas hace dos años.
No vemos durante la semana en Segovia o Madrid.
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